Trampolín hacia el país de las maravillas

Agita el alucinógeno para hacer un viaje ‘low cost’

Chloé Noelle

No recuerdo si ya lo he contado otras veces pero soy de los que no tienen el dedo flojo encima del mando a distancia de la tele. No aprovecho los anuncios para ver qué «echan» en otros canales. Si cambio de canal es para no volver. ¿Volvemos en 6 minutos? ¡Tu puta madre va a volver! Aún así, no me molestan los anuncios porque veo muy pocos gracias a la tele de pago y bajo demanda. Por eso, en las contadas ocasiones que veo algo de televisión convencional, devoro anuncios porque es otro modo de entretenimiento.

Lo jodido de los anuncios en televisión —como en cualquier otro medio— no es que sean un coñazo, lo que es un coñazo es la constante repetición. Hay casos en los que no solo los aburres sino que los acabas odiando. Pero en general, pienso que son interesantes cuando los ves por primera vez. Incluso aquellos que no entiendes qué demonios te están contando.

Sea como sea, veo anuncios de vez en cuando y me llama la atención cuando en diferentes anuncios, de diferentes marcas, sale la misma persona. Ya me pasó con «La chica de los anuncios» y me vuelve a pasar con esta otra chica de los anuncios: Chloé.

¿Quién es Chloé y cuál es su historia? Chloé es esta chica de media melena negra y un tanto pecosa que acaba saboreando el producto de Nescafé en una piscina. Ella está en la cola, esperando a tirarse desde el trampolín más concurrido del mundo. El lugar donde acontece la acción es un espacio lleno de piscinas aparentemente iguales pero esta en concreto tiene trampolín y me da la impresión que solo lanzándose desde él es la única forma de zambullirse en el agua porque no hay nadie dentro. Debe haber un muro de fuerza magnética alrededor del agua que te escupe hacia atrás cuando intentas entrar en el agua desde los bordes.

Ah, pero qué pasa… que en el trampolín, haciendo tapón, hay un imbécil que ni se tira ni deja que se tiren. Está ahí, dando saltitos, con dos vasos en la mano. Dos vasos, claro está, del producto que se anuncia y que agita de esta manera tan original: dando por culo a la gente acaparando el trampolín para él solo.

Al final, vemos a Chloé y al imbécil sentados en el borde de la piscina tomando el contenido de los vasos… ¡totalmente secos! ¿Tanto bote para no lanzarse? ¿Tanta cola para no subir al trampolín, no tirarte y acabar en el borde? Bueno, mira, cada uno hace lo que le da la gana y allá tú y tus incongruencias.

Lo que está claro es que ‘Shakissimo’ de Nestlé es alucinógeno. Pura droga. Agitado o no, es bebértelo y te pones da un viaje. Pero ojo: no porque te ayude una compañía de vuelos de bajo coste sino porque el viaje es el que haces con tu mente.

Ahí está Chloé, tras beber el ‘Shakissimo’ agitado por un imbécil que no dejaba saltar a nadie desde un trampolín, inmersa en su propio país de las maravillas. ¿Qué? ¿Mejor que un chute de LSD, no? Totalmente legal, barato —de ahí que sea un viaje de bajo coste— y de fácil acceso para conseguirlo. Sales del supermercado cargado de botes de café de esos y nadie te dirá nada.

La lástima es que, como toda droga, crea adicción y es peligrosa. De ahí que veamos a nuestra querida Chloé al final de este segundo spot sentada en un avión tomando un vaso de metadona e intentando relajarse. Espero que se rehabilite pronto.

Un detalle que no debe pasarnos por alto es que, en este segundo anuncio, vemos a Chloé tumbada sobre una toalla en la arena. Lo cual me hace pensar que no le gusta mojarse y por eso estaba sentada en el borde de la piscina y seca. Pero, entonces… ¿qué hacía en la cola para saltar desde el trampolín? ¿Será el trampolín otra forma de viajar al país de las maravillas?

…y es que, lo que más me gusta de todo esto —aparte de esa belleza exótica de Chloé— es la banda sonora del viaje alucinógeno al país de las maravillas de The Cult.

ACTUALIZACIÓN
29 de julio de 2019 | 09:36h.

Llega el verano, el calor, los helados… y el regreso a los anuncios de la sudafricana Chloé Hirschman. Estaba mirando no sé qué y en una de las pausas volvió a aparecer. Es como reencontrarse con una vieja amiga a la que no ves desde hace tiempo. En mi soledad de sofá exclamé «¡Anda, ahí estás otra vez!». Sinceramente, me hizo ilusión verla de nuevo.

Ahora, Chloé, come helados. Ha dejado sus viajes alucinógenos y ha vuelto a las calorías. Pese a ello, sigue teniendo un cuerpo esbelto, sin un solo gramo de grasa de más.

Hace dos años que descubrí a Chloé y pese a no cuidar mucho su dieta, dándose estos placeres edulcorados, la chica está igual. O incluso, mejor.

¿Puede ser ‘These bots are made for walking’ una de las canciones más utilizadas en anuncios?

Confesión: hace tiempo que sigo a Chloé Hirschman en Instagram.


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