Te acecha, sientes su presencia y te rindes acabando unido a ella
Al final, la he visto. «Penny dreadful» es otra de esas series que ha tenido una segunda oportunidad gracias a la insistencia de amigos que me la recomendaban.
En su día, cuando se estrenó (2014), miré el primer capítulo por el llamativo J. A. Bayona que figuraba en los créditos de dirección pero no me convenció. Parecía de terror pero no daba miedo. Creí que estaba ambientada a finales del Siglo XIX solo para diferenciarse de otras series de vampiros y demonios. La protagonista me pareció una estirada. Y Timothy Dalton me echaba para atrás.
Dos años después, y con la serie finalizada, la segunda oportunidad llegó y he visto sus tres temporadas en un goteo de capítulos constante.
El género de «Penny dreadful» no es terror, es miedo. No utiliza el susto por el susto para mantenerte temeroso en cada capítulo. La ambientación no puede ser otra porque aglutina el mayor elenco de personajes del miedo clásico: Satán, posesiones, vampiros, demonios, hombres lobo, criminales… Y los grandes nombres con los que hemos crecido: Frankenstein, Van Helsing, Dorian Gray, Dr. Jekyll…
La estirada, Vanessa Ives, se convierte en el palo sobre el que se sostiene toda la serie y te acaba atrapando como atrapada está ella en «sus cosas». Eva Green borda el papel de esta vidente tan elegante como atormentada. Después de confraternizar con Vanessa Ives durante tantas horas acabas decidiendo que nadie podía hacer ese papel más que Eva Green por su fisonomía, su expresión, su sonrisa —cuando la saca a pasear—, su belleza sin estridencias… Eva Green puede ser una de las actrices que mejor lleva al Diablo en su interior.
«Penny dreadful» tiene las dosis perfectas de intriga y misterio, miedo, sangre, amor y sexo. Me ha alegrado poder recuperarla y poder recordar aquellas películas que de pequeño me daban pánico por lo que contaban más que por lo que se veía.
PENNY DREADFUL (3 temporadas)
Valoración: 3 vampiros sobre 5
Tus amigos son sabios, más vale tarde que nunca 🙂
Otras sufrimos la espera entre temporada y temporada.