Tres errores de raccord que casi me joden la película
Noche de sábado, no hay fiebre.
Me entraron ganas de volver a ver una de gánsters, género que me entusiasma y con el que disfruto. Sí, soy fan de las típicas «El padrino», «Uno de los nuestros», «Casino» o «Érase una vez en América». Y series como «Boardwalk empire» o «Mob city». Con este currículum hamposo no puedo descartar a «Los intocables de Eliot Ness» de Brian de Palma (1987), película que he visto más de dos veces.
Kevin Costner, Sean Connery, Andy García y el gran Robert de Niro se pusieron otra vez para mi, sus trajes de los años 30 y empezaron a moverse por la pantalla amenazándose, matando a tiros o machacando cabezas con bates de béisbol.
La lástima es que, uno de mis transtornos es observar más de lo debido todo lo que ocurre durante la película y esto, puede reventar todo mi disfrute. No puedo evitarlo. Se me van los ojos y toda concentración a los fallos de raccord.
Raccord: continuidad de espacio, temporalidad o lógica entre dos planos en una película o serie.
Es decir, controlar la línea argumental del relato. Si dos tipos están hablando cara a cara en un comedor, en el siguiente plano no pueden seguir haciéndolo en medio de un descampado. El error más típico es el de los vasos en una mesa que van llenándose y vaciando dependiendo de donde esté la cámara.
De que estos fallos no sucedan, se encarga el o la script, persona que tiene la misión de controlar todo lo que hay en una escena (vestuario, objetos, posiciones…) y que en los cambios de plano todo siga exactamente igual al anterior plano si es que ha habido de cortar o repetir la escena.
¡Pues hay scripts que me joden la noche! ¡Que echen a ese script y que venga otro!
El script de «Los intocables» empezó a no hacer su trabajo bien muy pronto. En la primera escena ya había un error, muy leve, pero que me desconcentró lo suficiente como para que mi atención se desviara durante el resto la película.
Al Capone (Robert de Niro) está tumbado en un sillón de barbero dando una rueda de prensa mientras le afeitan. El barbero le aplica la espuma de afeitar por la cara y se retira. Hay un cambio de plano muy rápido hacia los periodistas que hasta ahora solo se les había visto desde arriba y…
…Capone aparece con más espuma en la cara y una toalla adicional en el pecho. Vale, sí. Lo de la toalla es posible pero lo de la espuma no. ¡No me jodas, Brian!
Con un ojo en la trama y con el otro en los fallos de raccord, llega el segundo. Ness (Kevin Costner) se presenta en casa de Malone (Sean Connery) para pedirle que se una a su equipo para acabar con el imperio del mafioso Al Capone. Malone viste una camisa abotonada hasta el último botón… (*)
….hasta que en uno de los planos de la conversación, el botón se suelta. Es solo un momento. Luego no vuelve a ocurrir pero ahora sí que sí, me has jodido definitivamente toda la película.
¡Oh, maldita sea! ¡25 minutos de película… esto va a ser un despropósito!
Aquí ya me levanté, cogí mi libreta y me dispuse a apuntar los errores. ¿Se puede ver una película con una libreta entre las piernas expectante a los errores? No ¿verdad? Lo sé.
La película transcurre con ritmo aunque se le nota el paso de los años y la dirección arcaica de Brian de Palma (director que me gusta, por cierto) y llega el error más grande.
En una redada en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, los intocables esperan el momento oportuno en una cabaña de madera en territorio americano. Cuando se lía el follón en un puente que une los dos países (los gánsters disparando a un lado y a otro, la policía montada de Canadá atacando por el norte —una carga de la caballería que en vez de ir al galope van al trote pero te intenta dar a entender que van al galope—, los intocables por el sur…) unos de los matones huye hacia esa cabaña y al final es abatido por Eliot Ness desde dentro de la casa.
En el fotograma superior vemos como el matón yace muerto tras un buen disparo de Ness. El matón ha salido expulsado por el impacto en el pecho del cañonazo de la casa por la puerta y ahí está, inerte en el porche. Su postura es lógica, bien orientado… impecable.
Cuando llega Malone a la casa, Ness está observando el cadáver del matón y preguntándose por qué ha llegado la situación a esta escalada de violencia. Pues bien, ahora dime tú ¿por qué el puto cadáver del matón está en otra postura y en otra ubicación del porche? Tal y como está es imposible que haya salido disparado por la puerta que vemos a la izquierda. ¿Y la baranda de la derecha? ¿Qué coño ha pasado con la baranda del porche que en un fotograma vemos al fondo y ahora, que debería estar a la derecha, ya no está?
A partir de ahí no detecté ningún error de raccord más. Bueno, sí. Uno muy leve de Malone haciendo el gesto de descolgar el cuerpo de Wallace (Charles Martin Smith) al fondo de una escena y descolgándolo por segunda vez cuando la cámara está delante de ellos. Reconozco que esto ya es enfermizo y no lo daré como error.
La película es entretenida y está entre mis preferidas aunque muy lejos de la calidad de los grandes clásicos del género. Y pese a estos errores que me hacen perder el hilo y me incomodan —al final me decepcionó no encontrar más— me dio un sábado noche sin fiebre pero muy entretenido.
(*) ¿El último botón de una camisa es el de la parte baja o el del cuello?
Me parece que encontre otro error…el socio que al capone mata con el bate de beisbol después aparece en la escena en la que a al capone le avisan que le confiscaron todo el whisky…para mi es el mismo actor
Cullons!!!
Quin patiment!!!